Fuerzas Especiales Y Táctica De Pequeñas Unidades QH88
“Somos los peregrinos Señor, iremos siempre un poco más lejos…” Inscripción en el memorial a los caídos del S.A.S
En 1945, el gobierno laborista había decidido que los S.A.S no tenían ninguna función que desempeñar en un mundo en paz y procedió a su disolución. Una unidad destinada al sabotaje, la infiltración y el apoyo a los guerrilleros y partisanos no parecía ser adecuada para el horizonte de prosperidad y fraternidad que prometía la victoria sobre las potencias del Eje.
Sin embargo, ya que estas promesas de pacifismo y amistad no se cumplieron y desembocaron en la guerra fría, el gobierno británico tampoco se sintió obligado a mantener su decisión. Por eso se organizó y entrenó una unidad de infiltración profunda que hizo resucitar al S.A.S en 1947 como 21 Regimiento S.A.S del ejército territorial. Aunque la unidad recibió órdenes de prepararse para ser desplegada en Corea, su destino definitivo fue Malasia, donde pasó a formar el Escuadrón B del S.A.S

Mike Calvert, el veterano subordinado de Wingate en los Chindits y comandante de las S.A.S hasta su disolución en 1945, fue llamado a Malasia en 1950 para organizar el despliegue de las nuevas unidades de infiltración. Calvert reclutó en Oriente Medio una fuerza de 100 veteranos, el Escuadrón A, y se dedicó de inmediato entrenar y dirigir una fuerza especial local: Los Malayan Scouts. Calvert era un decidido defensor de las medidas que se estaban tomando para combatir a la insurgencia en la selva, y consideraba que sus exploradores serían la punta de lanza de la ofensiva contra los comunistas. Había una gran cantidad de personal con experiencia, y Calvert, tras un concienzudo estudio de la situación, supervisó el reclutamiento y el entrenamiento. No obstante, los Malayan Scouts nunca fueron una fuerza que destacase en combate ni que justificase las esperanzas puestas en su creación. De hecho, la carrera de Calvert no se recuperó de su paso por Malaya, y fue posteriormente expulsado del ejército británico por un tribunal militar, tras ser condenado “conducta inmoral con otros varones” durante su servicio en el Ejército Británico del Rhin (BAOR) Igual que en el caso de Wingate, las excentricidades de Calvert no tenían cabida en tiempos de paz en el elitista y refinado British Army.
El propio Mike Calvert visitó Rhodesia en 1951, donde reclutó a veteranos de las S.A.S y a nuevos voluntarios, con los que se formó una unidad local donde todos los reclutas eran de origen europeo. De estos, 100, fueron seleccionados para participar voluntariamente en la campaña malaya dentro de una unidad específicamente Rhodesiana. Se unieron a los dos escuadrones británicos ya desplegados como el Escuadrón C del S.A.S, que se refería a sí mismo de modo informal como Rhodesian S.A.S. La unidad sirvió hasta 1953 y regresó a su país, siendo sustituida por una unidad Neozelandesa equivalente.
Estas actividades no pasaron inadvertidas al gobierno británico, que ahora ocupaban los laboristas, y que decretó la constitución de un regimiento regular del S.A.S: El 22º Regimiento.
Briggs comprendió rápidamente la necesidad de fuerzas especiales que combatiesen en número reducido en misiones de largo alcance dentro de la selva. Pero esas fuerzas necesitaban un entrenamiento intensivo y se organizó para ello un campamento donde recibirlo. Estas unidades debían pasar largos periodos en la selva, donde se les reabastecía mediante helicópteros que retiraban las bajas producidas. La inserción se producía a veces con lanzamientos en paracaídas, y los suministros se podían proporcionar del mismo modo. Otra de las ventajas de operar contra un enemigo desprovisto de armamento antiaéreo.

Hay que tener en cuenta que ya desde el principio del conflicto se había recurrido a los veteranos de la lucha en retaguardia contra los japoneses para organizar pequeños grupos de incursión agrupados como la Fuerza Ferret. Los instructores eran antiguos chindit y miembros de la fuerza 136, que había dado cobertura a la resistencia en Malasia, y se componían de soldados voluntarios de todas las unidades destacadas en la zona. La Fuerza Ferret se empleó solo durante unos meses, y estableció la que sería la táctica en la primeras fases del conflicto: Una fuerza pequeña tamaño compañía actuaba apoyada de cerca por la RAF, operando en colaboración con una fuerza más grande, tamaño batallón, que actuaba como fuerza de bloqueo.
Los británicos tenían clara la misma conclusión a la que llegaron los franceses y a la que llegarían los americanos. Que era preciso entrar en la selva para localizar al enemigo y destruirlo. La propia experiencia operacional demostró que cuanto más pequeñas fuesen las unidades, más oportunidades tendrían de sorprender a un enemigo que tenía órdenes de no combatir contra las unidades regulares más que en caso de extrema necesidad.

Estas patrullas podían durar hasta dos semanas, y en los tiempos que Calvert estaba al mando se produjo incluso una patrulla record de 103 días. Su función era de exploración, complementando el reconocimiento aéreo. Hay que tener en cuenta que a medida que los comunistas quedaron reducidos a sus propios recursos para la obtención de alimentos, estas patrullas de exploración resultaban en realidad un medio agresivo de privar al enemigo de unos recursos indispensables. Con 45 kilos de equipo a cuestas, el elemento mínimo imprescindible era el grupo de 3 personas (El Alpha Team americano de los boinas verdes sería siempre de 4/5). De ese modo se aseguraban que si uno era herido, otros dos compañeros podrían transportarle. La patrulla se organizaba con la unión de varios de esos tríos, hasta un número que solía ser de 12 S.A.S. Las comunicaciones no eran regulares, y las patrullas gozaban de una independencia operativa considerable, debido a que los sistemas de transmisiones aún no eran lo bastante operativos como para mantenerse comunicados en todo momento y lugar.
La táctica se consideraba “agresiva”, y era recorrer amplias zonas al azar, para tratar de localizar los evidentes campos de cultivo. Se trataba de un modo de guerra muy relajado, hasta el extremo de que en muchas ocasiones ni siquiera se consideraba necesario establecer guardias nocturnas. Los encuentros eran escasos, y casi siempre solo se producían si se encontraban de frente con un campamento enemigo.
A pesar de su fama, los S.A.S no destacaron en el conflicto. Solo se aceptaban las reclamaciones de bajas enemigas cuando se podían presentar los cadáveres de los mismos, y en este campo destacaron por encima de todas las tropas europeas los gurkhas nepalíes (También es cierto que tuvieron gran número de tropas sobre el terreno). El primer batallón de los Suffolk tenía el record de los batallones británicos, con 196 Terroristas comunistas reclamados como bajas efectivas.

Una vez que se localizaba al enemigo se producía una persecución constante hasta que se perdía la pista o se derrotaba completamente al enemigo. No obstante, estas persecuciones raramente lograban tener éxito, ya que los soldados británicos apenas cargaban munición, y necesitaban rápidamente establecer un punto de reaprovisionamiento aéreo (Se calcula que los británicos cargaban unas 60 balas. Los norteamericanos unas 600 o más) Mientras los británicos establecían contacto por radio, señalaban un lugar de lanzamiento y recogían sus suministros, los CT (Chinese Terrorist) podían escabullirse en la selva dispersándose.
Con la típica flema británica, los responsables de las patrullas consideraban que solo mantener a la guerrilla en movimiento, alejándola de sus suministros, ya era un éxito suficiente.
Africanos En Asia. Los RAR (Rhodesian African Rifles)
“Nuestros africanos son muy superiores en el combate en la selva a los británicos y a los gurkhas” Teniente Coronel Frank Fitzgerald
El RAR era un regimiento colonial típico. Una unidad formada por soldados y suboficiales africanos al mando de oficiales de origen europeo. El tipo de unidad asociada al Imperio Británico, y de la que el gobierno de Londres quería valerse prioritariamente en sus conflictos coloniales. Merece la pena destacar su participación, no solo por lo exótico de su origen, sino también como ejemplo de los recursos a los que los británicos tenían acceso, y el modo en que los desplegaban para afrontar las crisis en sus dominios coloniales, incluso en los años 50.

Tras acordar su participación en el conflicto con el gobierno de Rhodesia, los soldados pasaron un tiempo de aclimatación en la jungla antes de ser empleados en combate. Allí sus oficiales comprobaron cómo sus soldados demostraban una resistencia física muy superior a la de otros combatientes, incluso en unas condiciones tan difíciles como la selva. Se atribuyó su eficacia al origen rural de la tropa, que la hacía adaptarse de inmediato a una vida en campaña.
La unidad fue destinada a una misión de protección de una zona asignada, donde debían mantener el territorio de su responsabilidad libre de la guerrilla comunista a la vez que protegían las plantaciones y otros objetivos económicos de interés. Esto se intentaba mediante el continuo empleo de patrullas de vigilancia que rara vez entraban en combate, y cuando lo hacían veían como los guerrilleros huían tras unos pocos disparos, evitando siempre implicarse en un combate serio.

De acuerdo con la estrategia británica, el regimiento recibió órdenes para localizar y destruir los cultivos de la guerrilla y localizar sus depósitos de alimentos. En casi ningún caso los insurgentes trataron de proteger estos objetivos.
¿Victoria? 1954-1960
“La relativa simplicidad de controlar e influenciar a la población Malaya fue atípica y puede ser explicada por las afortunadas circunstancias que permitieron a los británicos contar con la lealtad de los civiles “ Tnte Crl Charles Bohannan. U.S Army
Sir Donal MacGillivray fue el sucesor de Templar como Alto Comisionado Británico en Malaya. Su misión era convertirse en otro liquidador imperial, encargado de realizar los trámites destinados a conceder la independencia plena al territorio (Papel que se le ahorró a Templar) Su puesto, por tanto, prácticamente solo tuvo valor administrativo.
En Agosto 1957, el monarca electo de Malasia, el Yang di-Pertuan Agong (Supremo señor electo), acompañó a Sir Donald hasta el avión que le llevaría lejos de la antigua colonia, formalizando oficialmente la independencia del territorio, permaneciendo en el mismo ya solo como aliados de la Commonwealth. Este fue el golpe definitivo a la moral del enemigo, que ya ni siquiera podía justificar la lucha contra un ocupante colonial.

Se calcula que para finales de los años 50 no habría ni 600 combatientes comunistas en las selvas, preocupados más de sobrevivir que de desafiar el poder establecido. El líder de los comunistas huyó a Pekín en 1961. El partido comunista no abandonó la lucha hasta finales de los 80. Pero lo cierto es que para 1960 ya no había prácticamente fuerzas de entidad que pudiese desafiar al ejército británico o a la policía. El Estado de Emergencia cesó en todo el territorio menos en la frontera con Thailandia, y con él las operaciones militares de importancia.
En 1989 el ejército de liberación malayo decidió aprobar su propia disolución y abandonó la jungla. Entre sus miembros había dos soldados japoneses que llevaban combatiendo desde la ocupación.
¿Se había logrado vencer en una guerra de guerrillas a la insurgencia local?
Por las fechas en que se produjo, la emergencia malaya condicionó enormemente a los norteamericanos y su visión de las guerras de baja intensidad. J.F Kennedy fue nombrado presidente de los EEUU en enero de 1961, y ante los desafíos de la insurgencia comunista por todo el mundo, habría sido lógico que volviese sus ojos hacia el caso malayo. Aunque en varias de sus biografías se señala que no encontraba prácticamente material sobre la guerra de guerrillas aparte de las obras de Ernesto Guevara, queda claro que sus servicios secretos debían disponer de gran cantidad de material recopilado en Malasia. Existieron diversas conferencias de alto nivel entre los servicios de inteligencia británicos y los norteamericanos, y la C.I.A había formalizado acuerdos con el MI6 para repartirse las labores de información en el Sudeste de Asia.

Leyendo sobre las tácticas empleadas por los británicos es imposible no reconocer la paternidad de muchas de las que emplearían las fuerzas norteamericanas en Vietnam, y quizás también la explicación de muchos fracasos. Hay una lógica perversa que establece que ya que los norteamericanos reconocen su actuación en Vietnam como un fracaso, lo razonable es extraer lecciones prácticas de la experiencia británica en la emergencia malaya porque fue un éxito. Y lograr esto, solo se puede conseguir olvidando todo el contexto en el que se desarrollaron las operaciones y los condicionantes locales, básicamente las dimensiones del enemigo y los recursos implicados en cada caso. Los británicos jamás tuvieron que enfrentarse a una fuerza masiva ni experimentada. No tuvieron que proteger una frontera infinita que conectaba directamente con las superpotencias comunistas. Nunca tuvieron que preocuparse del apoyo de más de la mitad de la población a la causa de los insurgentes.
Incluso, como hemos señalado, las medidas más famosas de los británicos, las “nuevas aldeas”, no eran más que la actualización de medidas de los japoneses. Y tampoco suponían una novedad, solo una adaptación de políticas más crueles y radicales como los campos de concentración británicos en la guerra de los Boers.
“Los chinos carecen de cualquier tipo de sentimiento de lealtad hacía el Alto Comisionado o Malaya” Sir Donal MacGillivray
Los últimos informes de MacGillivray resultan bastante pesimistas respecto al éxito de Templar en ganar “los corazones y las mentes” y son cuidadosamente ignorados a la hora de plantear estrategias de contrainsurgencia. Como señala Noor R. Ampsler en un trabajo dedicado a la cuestión, los chinos no realizaron ningún esfuerzo claro contra la insurgencia comunista. Simplemente aceptaron pasivamente el control británico y evitaron implicarse con una fuerza que no les ofrecía ninguna ventaja política o económica inmediata. En términos realistas, optaron por la neutralidad bajo el peso de las circunstancias, pero no hubo en ellos ninguna reacción sentimental hacia el gobierno colonial. En el mejor de los casos, Templar triunfó al 50%, ganando sus mentes. Pero la cuestión de los corazones posiblemente sea demasiado sentimental como para poder formar parte de un plan militar serio. (Lo que no ha evitado que obsesione a los planificadores militares hasta el día de hoy)

En términos reales, como en casi cualquier otro conflicto, lo que la población local estaba dispuesta a entregar era su indiferencia hacia uno y otro bando (Lo que en realidad, supone una oposición a la guerrilla, que depende de su apoyo) siempre y cuando se garantizase su seguridad y bienestar. Lo que en términos más claros para Extremo Oriente se ha resumido como “Rice and peace”. (Sergio Miller)
El Coste Del Conflicto: Bajas Y Leyenda
“Comparar el conflicto malayo con otros solo conduce a una peligrosa desilusión” Bernard B. Fall. Corresponsal de guerra norteamericano.
En total, 2.473 civiles murieron durante el conflicto y 1.300 miembros de la Policía y 518 de las Fuerzas Armadas fallecieron por acción del enemigo. En el bando contrario, 6.710 miembros del partido comunista fueron oficialmente eliminados durante las operaciones militares, y 1.287 más fueron capturados heridos en distintas acciones de las fuerzas de la Commonwealth, militares y policiales. 2.700 se rindieron, captados por la política de recompensas y rehabilitación de los británicos.
Por comparación, en la guerra de Vietnam, murieron 2.000.000 de civiles, 250.000 soldados de Vietnam del Sur, 60.000 norteamericanos y alrededor de 1.000.000 de soldados de Vietnam del Norte y guerrilleros del Viet-Cong.
En la de Indochina, librada por Francia, una potencia más débil y pobre que la Commonwealth de la época, cayeron 250.000 civiles, 200.000 milicianos del Viet-Min y casi 100.000 miembros de las fuerzas de la Unión Francesa. (Las cifras para los insurgentes vietnamitas son especulativas y posiblemente muy bajas)
Esta disparidad de cifras son, por sí mismas, el primer elemento de reflexión que hay que tener en cuenta antes de tratar de explicar porque los ingleses tuvieron éxito en Malasia y los Franceses y los americanos fracasaron en Indochina.
Sergio Miller, en “Malaya, the myth of the hearts and minds” comenta como los propios oficiales británicos entendían que la experiencia realmente valiosa en lucha contra la insurgencia, por encima de su fracaso final, era la francesa. El mismo programa de “corazones y mentes” estuvo siempre en manos del elemento civil y de la policía, por lo que no podía extraerse ninguna lección válida que pudiese ser empleada por otras fuerzas militares. Los soldados británicos jamás habían recibido ninguna formación para tratar con el elemento civil. Esencialmente porque patrullando las selvas, no habían tenido ninguna necesidad de relacionarse con estos.
Notas
1.- La reina madre Isabel fue la última emperatriz de la India, y sin ninguna duda, el miembro de la familia real británica más ferozmente combativo durante la segunda guerra mundial (Y posiblemente después de ella) Si bien la diplomacia y las nuevas alianzas convirtieron a la familia imperial japonesa y a la familia real británica en aliados, ella jamás olvidó la guerra ni el sufrimiento de su país durante la misma. La wakizashi del Conde Terauchi había sido entregada por Lord Louis Mountbatten a su marido, Jorge VI, y se conservaba desde entonces en el Castillo de Windsor. Durante una visita del príncipe heredero japonés, Naruhito, la reina madre solicitó del curador del castillo que el arma fuese traslada al salón donde se celebraría una cena en honor de este y exhibida en un lugar destacado. Su hija, la reina, vetó la orden de su madre.
2.- Singapur se enfrentaría a su propia variante de insurgencia comunista, que fue totalmente independiente del Partido Comunista Malayo y marcada por la naturaleza eminentemente urbana del territorio, así como por una orientación más leninista que maoísta, más apropiada para las condiciones locales. Los comunistas de Singapur optaron por la vía democrática, con resultados muy limitados en las elecciones. La separación de la colonia tenía motivos estratégicos, ya que los británicos pretendían seguir influyendo en un territorio tan estratégico tras la independencia. Posteriormente, y durante un breve periodo de tiempo, Singapur se uniría a Malasia.
3- Por oposición, el programa norteamericano Hamlet, de Aldeas Estratégicas en Vietnam, era un proyecto irrealizable por su magnitud. La población de Vietnam del Sur era étnicamente homogénea (Las diferencias entre los diversos pueblos que la habitaban eran sobre todo culturales, no existía la brecha racial que separaba a chinos y malayos) y habitaba asentamientos con los que tenía una vinculación religiosa, legal y afectiva que podía remontarse siglos atrás (O al menos tanto como cualquier habitante y sus antepasados inmediatos recordasen) Por lo tanto, se habría tratado del traslado y reasentamiento de millones de seres humanos, para el control de los cuales habría sido necesario disponer de unas fuerzas inmensas. Algo que estaba por encima incluso de los prósperos EEUU de los 60.
Fuentes
http://smallwarsjournal.com/jrnl/art/malaya-the-myth-of-hearts-and-minds
http://www.spiritofmalaysia.co.uk/page/malaya-1948-1960
http://www.rand.org/content/dam/rand/pubs/reports/2005/R957.pdf
http://smallwarsjournal.com/jrnl/art/setting-the-record-straight-on-malayan-counterinsurgency-strategy
http://www.rand.org/content/dam/rand/pubs/reports/2005/R957.pdf