La batalla del Castillo de Itter

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QH88 A finales de la 2ª Guerra Mundial aconteceria uno de los combates más extraños del conflicto; en un castillo medieval en el Tirol austriaco, VIPs franceses, militares americanos y alemanes, combatieron, codo con codo, contra unidades de las Waffen-SS.

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Castillo de Itter

Castillo de Itter

El Castillo de Itter se encuentra en la localidad austriaca del mismo nombre, en el norte del Tirol. Tras la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi, el castillo fue arrendado por el gobierno alemán y en 1943 se convirtió en prisión para cautivos franceses de cierto nivel, dependiendo administrativamente del campo de Dachau. La acción transcurre el 5 de mayo de 1945, la derrota alemana es inminente, Hitler se había suicidado apenas una semana antes, pero mientras unidades enteras se rinden sin apenas resistencia, otras presentan una obstinada batalla. En el castillo de Itter se encontraban en ese momento los ex ministros primeros franceses Édouard Daladier y Paul Reynaud, Michel Clemenceau, político e hijo del ex primer ministro George Clemenceau, los generales Maxine Weygand y Maurice Gamelin o la hermana de Charles de Gaulle, Marie-Agnes Cailliau entre otros. Otros políticos y personalidades francesas, así como familiares se encontraban en el castillo. Tras el suicidio de Eduard Weiter, comandante de Dachau, el 2 de mayo, el oficial a cargo del castillo-prisión, el Comandante Sebastián Wimmer, dejo la prisión en compañía de los guardias.

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Zona donde acontecieron los hechos

Zona donde acontecieron los hechos

Los presos no tardaron en armarse con lo que dejaron los alemanes atrás, preocupados por una actuación de las tropas de la SS que hubiese en la zona, pero sabían que poco podrían hacer, así que actuaron. Zvonimir Cuckovic, un comunista yugoslavo que era preso por sus actividades en la resistencia, se encontraba en el castillo tras haber sido enviado de otro campo para tareas de mantenimiento. Él se presento voluntario para llevar un mensaje a las tropas aliadas más próximas, partiendo en bicicleta el 3 de mayo. A ocho kilómetros, en el pueblo de Wörlg, Cuckovic topo con unidades alemanas, afortunadamente no se trataba de Waffen-SS, si no de los restos de una unidad regular de la Heer, al mando del Mayor Josef “Sepp” Gangl; este, deseoso de acabar la guerra, estaba dispuesto a entregarse a las tropas aliadas, habiendo rehusado la orden de replegarse. Gangl conocía la situación de los presos del castillo de Itter, ya había visto la actitud de la Waffen-SS en la derrota, ejecutando a compatriotas por desertores, traidores o derrotistas en una guerra ya perdida, y de hecho, en la medida de lo posible, intento evitar que tales represalias fuesen tomadas en la localidad. Así pues, Gangl dirigió a Cuckovic a Innsbruck, a 60 km, donde creía que podría encontrarse con tropas norteamericanas, mientras que él y una veintena de sus hombres se retiraban en dirección contraria hacia Kufstein.

A medio camino de Innsbruck, Cuckovic topo con elementos de la 103 División de Infantería de los EE.UU. no tardando en ser presentado al Mayor Jhon Kramer, que al tener constancia de la situación, envió una pequeña fuerza hacia Itter, formada por cuatro cazacarros M-10, tres Jeeps y un camión para transportar un pelotón de infantería del Regimiento de Infantería 411. El pequeño contingente de rescate se puso en marcha el 4 de mayo, siendo frenado en las cercanías de Wörgl por una barrera de artillería.

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Mayor Josef «Sepp» Gangl

Mientras esto sucedía, el Mayor Gangl, en Kufstein, había contactado con una avanzadilla norteamericana del 23er Batallón Acorazado. El oficial alemán, narro la situación del castillo de Itter, ofreciéndose a colaborar, tanto por interés en salvaguardar la vida de los prisioneros, como, indudablemente, que el gesto hablase en favor de él y de sus hombres ha la hora de ser tratados por sus captores. El Teniente de 1ª John C. «Jacks» Lee comando el grupo de rescate compuesto por dos tanques M4 Sherman, seis hombres de la Compañía D de la infantería asignada al 17º Batallón Acorazado. En el último momento, Lee, decidió reforzarse con cinco Shermans. Junto a ellos, encabezando el grupo, el kubelwagen del Mayor Gangl y un camión con la infantería alemana.

A su paso por Wörgl, camino a Itter, Lee decidió dejar atrás los cinco Shermans de refuerzo, para proteger la carretera principal que atravesaba el pueblo, ante el riesgo de contraataques de elementos de la SS. Un poco más tarde, tras tomar un puente a punto de ser demolido, Lee dejo para protegerlo (y evitar que les cortaran la retirada) a uno de los Sherman con la infantería que iba sobre él.

Así pues, finalmente los restos del grupo de rescate llegaron a las cercanías del castillo, donde tuvieron su primer intercambio de disparos con un grupo de tropas de la SS que corrieron a refugiarse en los bosques.

Estaba anocheciendo cuando los prisioneros de Itter vieron sorprendidos a sus salvadores, lejos de ser una columna americana, sus rescatadores lo formaban un tanque, siete americanos y para su sorpresa, un camión cargado de soldados alemanes. Más tarde, otros dos soldados alemanes y un miembro de la resistencia austriaco se unieron al grupo, tras pedir Gangl refuerzos vía telefónica a la resistencia austriaca en Wörgl.

Tras una pequeña celebración el grupo se preparo para la defensa. No había vehículos suficientes para todos, así que se prepararon para resistir mientras llegaban los refuerzos. Lee dejo su tanque en la entrada principal, controlando el acceso, mientras que él y Gangl, acompañados de un joven de la SS, que se recuperaba de sus heridas en el castillo y que había entablado amistad con los presos exploraban el perímetro buscando las mejores posiciones defensa. En torno a las 23:00 de la noche empezaron a sonar los primeros disparos, proveniente de las Waffen-SS en una ladera cercana. Los defensores, se colocaron en sus posiciones defensivas y devolvieron el fuego.

Alemanes y estadounidenses se dan la mano

La verdadera batalla comenzó al día siguiente, 5 de mayo, cuando los primeros rayos del alba permitieron disparar con precisión. Los disparos de fusiles y ametralladoras alemanas empezaron a impactar en las ventanas. Las SS habían traído un cañón de 88 mm que puso fuera de combate el Sherman norteamericano, que empezó a arder justo cuando sus ocupantes saltaron fuera de él. Esa fue la señal para el ataque general; quizás envalentonados por la destrucción del carro, las tropas de la SS (estimadas entre alrededor de 150) salieron de la linea de los arboles desde dos flancos, unos en dirección a las puertas del castillo en la cara este, otros, al muro oeste. Los defensores empezaron a hacer fuego con decisión; americanos, alemanes y prisioneros, pero la situación no era fácil. Un nuevo impacto del cañón de 88 mm mato o hirió a varios soldados de Gangl, y el propio Mayor fue abatido poco después por el disparo de un francotirador.

Mientras los variopintos defensores luchaban por defender el castillo, el Mayor Kramer de la 103ª División llego al puente donde Lee había dejado uno de sus últimos Sherman. A estos, además, se unieron un grupo de reconocimiento del 142º Regimiento de Infantería Juntos, tras hablar Kramer por teléfono con Lee, se pusieron en marcha.

Aunque la ayuda estaba en camino, la situación se estaba haciendo desesperada en el castillo, donde las municiones estaban empezando a escasear. Lee, acepto la oferta de uno de los presos, el famoso tenista Jean Borotra, para que este intentase escapar para contactar con los refuerzos y guiarles hasta el castillo. El deportista francés, por increíble que parezca, consiguió romper el cerco en un momento en el que el tiroteo menguó, atravesando los bosques rumbo al pueblo de Itter. El Teniente Lee empezó a prepararse para defender el castillo “a la antigua”, si se veían sin munición, se retirarían al interior, disparando las ultimas rondas de munición y usando las bayonetas y cualquier objeto como arma para defender los pasillos, retirándose a la torre del homenaje del castillo de Itter.

Fachada del castillo, dañada por los disparos del cañon de 88 mm

Al atardecer, a las 16:00 aproximadamente, los alemanes casi habían ganado la entrada. Se estaban preparando para demoler la puerta principal con lanzacohetes cuando a sus espaldas empezó a sonar el fuego de armas americanas; al grito de “Amerikanische Panzer” (Tanques americanos) dado por uno de los hombres de Gangl desde una torre, las tropas de la SS se dispersaron por los bosques en retirada.

Finalmente, con la llegada de los refuerzos, los prisioneros notables fueron evacuados en vehículos confiscados más tarde, rumbo a lineas seguras para ser agasajados por oficiales aliados. Atrás, los hombres de Lee y los supervivientes de los hombres de Gangl se retiraban a Kufstein en un semioruga, donde los americanos descansarían, y los alemanes serian enviados a un campo de prisioneros.

El General Maxime Weygand abandona la que fue su prisión junto a su esposa y otros reclusos.

El Teniente Lee, fue ascendido poco después y condecorado con la Medalla de Servicios Distinguidos y la Estrella de Plata, para Gangl, que había fallecido durante la batalla, el reconocimiento vino del pueblo austriaco, que lo nombro héroe nacional.

Así finalizaba uno de los capítulos más extraños de la 2ª Guerra Mundial, con americanos y alemanes luchando codo con codo en un castillo medieval junto a políticos y generales franceses para defenderse de unidades de la SS.

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